El eje trasero del vehículo simplemente se quebró, y con ello, el conductor perdió todo control. Como guiado por el destino, el camión se fue directo contra un automóvil Nissan Sentra que estaba estacionado. El golpe fue tan fuerte que el primer vehículo salió proyectado hacia otro Sentra… este último, estaba dentro de una cochera.
Pero no terminó ahí.
La unidad, ya completamente fuera de control, arrasó con el barandal de dos domicilios y terminó por estrellarse contra la barda que divide ambas propiedades.
El concreto cedió. El metal se dobló. El silencio del vecindario fue roto por el estruendo de la tragedia…
Una tragedia que, por fortuna, no cobró vidas.
Milagrosamente, no hubo personas lesionadas, sólo cuantiosos daños materiales. Pero el susto, el temblor en las manos de los vecinos, y los corazones acelerados, no se irán pronto.
Elementos de la Policía Vial se hicieron cargo de la escena, mientras los afectados miraban incrédulos los restos de lo que fue una mañana tranquila… hasta que llegó el camión.
Porque a veces, el destino no avisa.
Y justo cuando el golpe parecía inevitable…
la vida dio otra oportunidad.